La ORTODONCIA, la Respiración, y la Apnea del Sueño Infantil

La ORTODONCIA, la Respiración, y la Apnea del Sueño Infantil

El ser humano necesita dormir. Al comenzar su vida intrauterina, se pasa largas horas durmiendo durante todo el día y la noche. Nada más nacer y durante toda la infancia, los niños necesitan del sueño para poder crecer y desarrollarse adecuadamente. Durante el sueño profundo, se segrega la hormona del crecimiento, fundamental para el desarrollo y crecimiento corporal.

Si durante la infancia se ve alterado o interrumpido el normal proceso respiratorio, tanto diurno, como fundamentalmente nocturno (apnea del sueño), también se producirá un trastorno en la maduración del sueño con consecuencias en el desarrollo neurológico y corporal.

La apnea infantil, tiene una alta prevalencia, afectando en un 4 % de la población infantil. En el diagnóstico, tratamiento y prevención de la apnea del sueño intervienen múltiples especialidades: pediatras (crecimiento del niño, etc… ) , neumólogos (paradas respiratorias), otorrinos (rinitis, extracción de amígdalas y/o vegetaciones), oftalmólogos (afecta a la salud ocular), cardiólogos (salud cardiovascular), neurólogos (enuresis, memoria, dificultad académica) y el ortodoncista. La ortodoncia juega un papel importantísimo en la prevención de la apnea del sueño.

La expansión maxilar en niños con paladar estrecho, realizado a edades tempranas ( 7 – 9 años), modifica el tamaño del hueso con un aumento de espacio para el paso del aire por la nariz, para los dientes, la lengua, lo que a su vez nos permite aumentar el diámetro de toda la vía aérea superior.

En los niños con retraso (retrusión o hipoplasia) de la mandíbula, maloclusión de Clase II, el tratamiento de elección ortopédico funcional de avance mandibular, también favorece la respiración por ensanchamiento de las vías de aéreas.

En los niños de Clase III con maxilar pequeño y mandíbula grande ( prognatismo ), la expansión del paladar ( maxilar ) y la tracción hacia delante del mismo con máscara facial, favorece la respiración al aumentar el espacio para la lengua y evitar que cierre en la zona posterior el paso de aire.

El tratamiento temprano (edad prepuberal, 7-9 años) mediante expansión maxilar mejora los síntomas de la apnea del sueño en el niño, pero también modifica la historia natural de la apnea en la edad adulta con complicaciones médicas de todo tipo, potencialmente muy graves.


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